Of all the Sounds despatched abroad,
There’s not a Charge to me
Like that old measure in the Boughs —
That phraseless Melody —
The Wind does — working like a Hand,
Whose fingers Comb the Sky —
Then quiver down — with tufts of Tune —
Permitted Gods, and me —
Inheritance, it is, to us —
Beyond the Art to Earn —
Beyond the trait to take away
By Robber, since the Gain
Is gotten not of fingers —
And inner than the Bone —
Hid golden, for the whole of Days,
And even in the Urn,
I cannot vouch the merry Dust
Do not arise and play
In some odd fashion of it’s own,
Some quainter Holiday,
When Winds go round and round in Bands —
And thrum upon the door,
And Birds take places, overhead,
To bear them Orchestra.
I crave Him grace of Summer Boughs,
If such an Outcast be —
Who never heard that fleshless Chant —
Rise — solemn — on the Tree,
As if some Caravan of Sound
Off Deserts, in the Sky,
Had parted Rank,
Then knit, and swept —
In Seamless Company —
Like that old measure in the Boughs —
That phraseless Melody —
The Wind does — working like a Hand,
Whose fingers Comb the Sky —
Then quiver down — with tufts of Tune —
Permitted Gods, and me —
Inheritance, it is, to us —
Beyond the Art to Earn —
Beyond the trait to take away
By Robber, since the Gain
Is gotten not of fingers —
And inner than the Bone —
Hid golden, for the whole of Days,
And even in the Urn,
I cannot vouch the merry Dust
Do not arise and play
In some odd fashion of it’s own,
Some quainter Holiday,
When Winds go round and round in Bands —
And thrum upon the door,
And Birds take places, overhead,
To bear them Orchestra.
I crave Him grace of Summer Boughs,
If such an Outcast be —
Who never heard that fleshless Chant —
Rise — solemn — on the Tree,
As if some Caravan of Sound
Off Deserts, in the Sky,
Had parted Rank,
Then knit, and swept —
In Seamless Company —
Emily Dickinson
*
De todos los Sonidos que al extranjero se envían,
para mí no existe Carga
como ese viejo compás de las Ramas —
la Melodía sin frase —
que hace el Viento — trabajando como una Mano,
cuyos dedos Peinan el Cielo —
y temblando bajan — con mechones de Canción —
Lujo de Dioses, y mío —
Herencia, es, para nosotros —
mejor que el Arte de Enriquecerse —
mejor que el talento para robar
del Ladrón, pues el Beneficio
no se obtiene manualmente —
y es más interior que el Hueso —
Guardado en oro, por la totalidad los Días,
e incluso en la Urna,
no puedo asegurar que el alegre Polvo
no se levante y adopte
alguna extraña forma suya,
en Fiestas más pintorescas,
cuando los Vientos dan vueltas y vueltas en Bandas —
y golpetean la tapa,
y las Aves ocupan sus puestos, arriba,
procurándoles Orquesta.
Le deseo la gracia de las Ramas Estivales,
si tal Desterrado existe —
que nunca oyó ese Canto descarnado —
alzarse — solemne — en el Árbol,
como si una Caravana de Sonido
desde Desiertos, en el Cielo,
hubiera roto Filas,
tejidas luego, y extendidas —
en Inconsútil Compañía —
para mí no existe Carga
como ese viejo compás de las Ramas —
la Melodía sin frase —
que hace el Viento — trabajando como una Mano,
cuyos dedos Peinan el Cielo —
y temblando bajan — con mechones de Canción —
Lujo de Dioses, y mío —
Herencia, es, para nosotros —
mejor que el Arte de Enriquecerse —
mejor que el talento para robar
del Ladrón, pues el Beneficio
no se obtiene manualmente —
y es más interior que el Hueso —
Guardado en oro, por la totalidad los Días,
e incluso en la Urna,
no puedo asegurar que el alegre Polvo
no se levante y adopte
alguna extraña forma suya,
en Fiestas más pintorescas,
cuando los Vientos dan vueltas y vueltas en Bandas —
y golpetean la tapa,
y las Aves ocupan sus puestos, arriba,
procurándoles Orquesta.
Le deseo la gracia de las Ramas Estivales,
si tal Desterrado existe —
que nunca oyó ese Canto descarnado —
alzarse — solemne — en el Árbol,
como si una Caravana de Sonido
desde Desiertos, en el Cielo,
hubiera roto Filas,
tejidas luego, y extendidas —
en Inconsútil Compañía —
traducción de Álvaro Torres Ruiz
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